Su origen data del año 1900 en la que un joven estudiante de Harvard, James Dwight Filley Davis participó e integró el equipo norteamericano como capitán en el encuentro entre Estados Unidos vs Gran Bretaña; al finalizar el mismo donó el trofeo que tenía forma de ensaladera de plata, costaba 200 libras, medía 33cm de alto y 45 de diámetro y tenía inscripta la frase “International Lawn Tennis Challenge”. Como erróneamente muchos creen la Copa Davis no es una ensaladera, como fue bautizada por los franceses, sino una ponchera y tampoco fue robada por Dwight Davis a su tía sino encargada a una prestigiosa joyería de Boston. Con el transcurso del tiempo se le fue incorporando una plataforma de madera para incluir el nombre del campeón de cada año. El trofeo es ahora una reliquia que se cuida con esmero y es por eso que aquel equipo que lo consiga podrá lucirlo en su vitrina durante un año pero deberá contratar un seguro y una custodia permanente para el mismo. Una vez al año la FIT lo pide para realizar el sorteo del cuadro de la próxima serie a disputarse.
En sus comienzos la Copa Davis era un duelo anual entre Estados Unidos y Gran Bretaña, inspirado en la Copa América de vela. A partir de 1905 se sumaron Bélgica, Austria, Francia, Australia, entre otros. Si bien entre 1920 y 1932 el dominio sobre el trofeo se disputaba entre Estados Unidos y Francia, quienes ganaron 7 y 6 títulos respectivamente en forma consecutiva, luego de la Segunda Guerra Mundial aparece Australia en la mayoría de las finales y obtuvo 15 títulos en sólo 18 años desde 1950 a 1967. Asimismo con el regreso del tenis a los Juegos Olímpicos en los ’80, una gran cantidad de países se incorporaron al certamen y en la actualidad suman 130. Sin embargo sólo 12 países la ganaron a lo largo de la historia, con Estados Unidos (32) y Australia (28) como principales dominadores.
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